El Significado de un Beso

Soy de las que piensan que a veces con un beso se arreglan las cosas. Si, así de simple pero efectivo. Eso si, no vale un beso cualquiera. Me refiero a los que te están diciendo a la vez: lo siento, estoy contigo, sigamos para adelante, no estás sol@, esto pasará, no te preocupes, lo solucionaremos, ten paciencia conmigo, perdona, gracias y te quiero (o muchas cosas más..).

 

De hecho, he patentado en una pareja “el beso de película” que ayuda en una situación S.O.S. al menos a parar, no alterar la discusión demasiado, respirar, no decir cosas que nos pueden hacer daño o tomar decisiones equivocadas, escuchar y escucharnos… ¿te atreves a probarlo? No tiene contraindicaciones y en todo caso puede ayudar a resolver conflictos de manera distinta, más sana, más creativa y sobre todo con un poquito de humor que a veces nos hace falta para estas cosas.

 

 

¿Qué pasa cuando nos besan?

Científicamente se sabe que en esencia, el cerebro humano consta de tres formaciones o cerebros independientes. Cada uno de estos cerebros controla diferentes funciones de nuestro cuerpo, posee su propia inteligencia, su propio sentido del tiempo/espacio y su propia memoria además de otras funciones (pero ahora no voy a profundizar en este tema que daría para otro post porque es muy curioso).

Al que quiero referirme ahora es al reptiliano que regula las funciones fisiológicas involuntarias de nuestro organismo y es el responsable de la parte más primitiva de nuestro reflejo-respuesta. No piensa ni siente emociones, sólo actúa. ¿y qué es lo que hace? que sale sin control, puede que con rabia, ira, reacciona de manera impulsiva.

La buena noticia es que podemos controlarlo pasados unos segundos, concretamente a partir de seis. ¿Recuerdas cuando nuestras abuelas decían que contáramos hasta diez? pues debían haberse estudiado bien esta lección porque efectivamente si dejamos pasar seis segundos, el “reptil que llevamos dentro” se calma y empiezan a entrar las emociones y los recuerdos (y aquí es donde empezamos a escucharnos y dialogar con la otra persona). Por eso puede que mi patentado “beso de película” pueda ayudar a que pasen esos segundos y hablemos o actuemos desde otra posición o entendimiento.

 

 

¿Te parece una tontería? pues es que ahora que recuerdo…así me enseñaron mis padres. Cuando me caía me daban un beso y parecía que la herida dolía menos… cuando tenía miedo me abrazaban y con un beso hacía desaparecer los fantasmas.. cuando me había dado un disgusto besaban mis lagrimitas… Y… ahora que lo pienso, a día de hoy cuando echo de menos a mi madre y me manda besos por teléfono… la siento más cerca.

 

Y bien… ¿te animas a probarlo? Si es así, espero que me escribas y me lo cuentes.

P.D. Antes de que me lo preguntes, si, el abrazo también funciona de la misma manera. ¿hace cuanto que no abrazas a alguien más de tres segundos?

 

 

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *